sábado, 14 de septiembre de 2013

La derrota y la afirmación de la derrota: el destino desviado de la historieta argentina

Me sorprende la insistente frecuencia con que se dan por muertas muchas cosas en la argentina. La cantidad de veces que han muerto movimientos políticos y sociales e incluso artísticos solo guarda relación con la cantidad de veces que han resucitado. Y por ahí el tema es que en realidad no hayan muerto. La premura por enterrar cuerpos y cosas, sin preguntarse nunca porque han muerto, y peor aún, si es que efectivamente han muerto; es algo recurrente y llamativo. Hace unos días en el programa de Ricardo Forster, La letra inesperada; Alejandro Kaufman hablaba de la bronca que genera en algunos sectores la reaparición de ciertos movimientos sociales. Movimientos que habían sido dados por muertos. Se había elaborado un duelo, se había resuelto un problema, se había enterrado un conflicto. Y ahora el conflicto vuelve, haciendo saber a los vencedores que no vencieron del todo. El pasado se resiste al museo y nos enfrenta a su realidad de presente. En este sentido es llamativa la urgencia con la que se ha asumido la derrota de la historieta argentina, y se le ha designado una muerte temprana en la década del 50. A partir de ahí, la historieta a no va a ser nunca más lo que fue, es decir: masiva, popular. Se la convirtió en pasado y se la enterró 3 décadas antes de su verdadera desaparición editorial. Pero a la desaparición, al sistemático silenciamiento hacia autores, actores y obras que los medios han digitado para la historieta le corresponde un todavía más alarmante derrotismo por parte de esos mismos autores y actores. Siempre manteniendo discursivamente una forma de vida platónica, elogiando salud y vigencia de una historieta cada vez más alejada de la realidad cultural argentina. Una vida cada vez más lejos de la gente, cruzando el océano, allá en Europa.

La derrota

El precario momento que viene atravesando la Historieta argentina, es algo que no podemos ocultar. Aunque sorprenda la cantidad de títulos de libros de historieta que se vienen editando últimamente, ciertamente el gran momento tiene pies de barro. La triste verdad es que detrás del boom de la nueva historieta argentina, de la “enorme producción” que a partir de un relevamiento de datos del ISBN podemos llegar a suponer; detrás de todo eso, hay tan solo un montón de títulos de tiradas ínfimas hechos a pulmón que dudosamente encuentran algún canal comercial y que en raras ocasiones superan frontera de la amortización económica. La mayoría de los editores (autoeditores casi todos) combinan la actividad editorial con alguna otra, y solo por eso pueden entregarse al lujo de la creación y la edición. Son por lo general obras de coyuntura, libros donde las condiciones de producción determinan demasiado el resultado final.
Si contamos en páginas de historieta toda la vasta producción actual no llegaríamos a superar un mes flojo de publicaciones de finales de la década del 70. Pensemos un momento el caso de Columba (¿cuando no?) que publicaba 5 revistas quincenales (Fantasía, Intervalo, D’artagnan, El Tony y Nippur Magnum) o sea, 10 revistas mensuales de alrededor de 100 páginas. Significaría un total de 1.000 páginas de historieta por mes. Y a eso habría que sumarle la producción de Ediciones Record y la Urraca. Sin embargo lo que parecer importar es otra cosa; se escuchan emocionadas reflexiones sobre la calidad de la actual producción, el reconocimiento de los autores a nivel internacional. En un video de Telam sorprendí a Juan Sasturain diciendo lo siguiente ()
“la historieta argentina goza de muy buena salud. Hay muchísimos autores que trabajan mucho, mucha calidad, se estudia, le dan bola (...)lo único que ha cambiado o no ha cambiado sino que es el resultado de la evolución natural de las cosas es el hecho de que hoy la historieta comparada con una tres o 4 décadas atrás ha dejado de ser un fenómeno multitudinario”
La historieta, según parece, esta fenomena, tan solo ha perdido esa característica multitudinaria. Casi nada: su participación en la cultura argentina. Hay un gigantesco derrotismo detrás de todo esto. Al mismo tiempo en que se plantea una salud plena, se le quita a la historieta lo más importante que puede llegar a tener: su capacidad de significar culturalmente, de ser un fenómeno multitudinario. Pero no importa ya que aquello responde a “la evolución natural de las cosas”. Lo curioso y sobre lo que pretendo reflexionar aquí, es que en otros lados, en otros mercados culturales, “las cosas” evolucionan distinto.

La afirmación de la derrota

Durante los últimos años hemos escuchado muchas explicaciones, sesudas afirmaciones categóricas del porqué. Se ha hablado del agotamiento del formato de antología, del atraso de la estética blanco y negro al lado del supercoloreado de los comics yankes, legue a escuchar que para que la historieta venda “tiene que ser a color” que “el color vende”. Luego se impuso el Manga y no sé a dónde fueron a parar los colores que vendían. Finalmente oímos una explicación desde el merchandising, la historieta se habría convertido en el eslabón débil de una maquinaria de producción multimediatica. Una suerte de merchandising del cine y visto así, la historieta argentina no podía hacer nada contra Hollywood y sus sucursales de viñetas. Nos convencimos un poco que hacer historietas no es negocio ya en ninguna parte del mundo. Decíamos que “Al lado de la guita que se gana con una película quien va hacer historietas”. Incurrimos, así de de pronto en un error de escala. Porque al lado de fábrica aviones de guerra tampoco es negocio hacer películas o autos y sin embargo hay empresas que hacen autos; otras que hacen aviones de guerra, otras que hacen películas a desmedro de aquellas empresas que se atreven a hacer historietas. Y todas son empresas capitalistas que buscan y obtienen un beneficio, la diferencia es una diferencia de escala.

El problema de la concentración de recursos y medios


Nos confunde el hecho de que Warner sea dueño de DC y Disney de Marvel. Sin analizar las cuestiones monopólicas que estas fusiones implican, tenemos que tener en cuenta que en distintos números y distintas escalas ambas cosas funcionan, o al menos no tenemos elementos para suponer otra cosa. Y si el dueño de un banco compra un quiosco de golosinas no significa de los quioscos dejaron de ser rentables. Puede significar que el dueño del banco hace lo que quiere y al lado del banco su quiosco de golosinas ocupa un lugar menor en el orden de importancia. Pero ese es el orden de importancia del banquero dueño del quiosco, para el que trabaja en el quiosco lo más importante sigue siendo el quiosco. Y en todo caso deberíamos preguntarnos en qué condiciones de competencia quedan aquellos quiosqueros que no tienen también un banco. Y peor aun que les puede llegar a pasar cuando pidan un crédito al banco de la competencia. Un tema aquí son los límites y los perjuicios de la concentración del capital. Pero el punto es que hay escasos elementos para suponer que la historieta ha dejado de ser negocio a nivel mundial. Ha perdido, si, una posición dominante en la cultura, ha dejado de ser uno de los pocos medios para integrase a una totalidad mayor, para ser uno de tantos.

La “otra” evolución de las cosas

Pensemos un poco que ocurre en otros lugares. En Japón se sigue publicando historietas y en tiradas que dan miedo. En una página española se informa las cifras de ejemplares vendidos de tomos historieta japonesa en el primer semestre de 2013, el primer título One Piece lidera el Ranking con la escalofriante cifra de 7.994.680 ejemplares, mientras el último en el puesto 10 asciende a los 1.721.651. Al analizar estos números que nos arrojarían un total de alrededor de 26 millones de ejemplares debemos tener en cuenta que se trata de la venta en un semestre de tomos recopilatorios, que significan una renta adicional al producción real: son productos ya financiados; republicados; su costo es un costo marginal a su costo real de producción. Además en la página no se aclara que los números incluyen todos los tomos publicados de cada título. Pareciera que es así, lo cual agregaría mucha dispersión al número global. Pero el mercado real de Japón viene en forma de revistas de antología (que en argentina se declararon por muertas en 1990), donde la más famosa es Shūkan Shōnen Jump, (donde se publicó originalmente Dragon Ball) que según Wikipedia con fuentes no identificadas estaría vendiendo un número que supera los 5 millones de ejemplares semanales. En la nota se identifica un pico de ventas en 1995 con 6.53 millones semanales y una caída en 2007 de 2.7 millones.
Esta revista estaría además, en reñida competencia con Shūkan Shōnen Magazine, que estaría vendiendo alrededor de 4 millones por semana. Podríamos estimar una circulación anual de aproximadamente 500 millones de ejemplares y solo hablamos de dos títulos. No tenemos en cuenta los tomos recopilatorios que se mencionaron antes. Y como si fuera poco, en Japón existen todavía más publicaciones semanales, con rangos específicos de público y una designación propia: “Kodomo: enfocado hacia el público infantil”; “Shōjo: enfocado hacia las chicas.” “Seinen: dirigido al público masculino mayor de edad.” “Josei: dirigido al público femenino mayor de edad.”
En EE UU, tenemos algunas precisiomes mayores. Son datos de abril de 2013 y nos muestran al título más vendedor (Batman) con un total de 132.147 en un mercado extremadamente polarizado donde hasta el 5 título más vendido supera los 100.000 ejemplares. El listado arroja 415 títulos siendo el total de ejemplares vendidos cerca de 9 millones con una desviación estándar de 20.000. Y podemos estimar un total anual de alrededor de 82 millones de ejemplares. Que no suena desubicado si tomamos los totales anuales de 2012 (80.55 millones) y 2011 (72.13 millones). Aquí hay una reflexión interesante para hacer, ya que de la misma fuente obtenemos datos de circulaciones netas pagadas de para el año 1965 donde tenemos solo el total anual para 93 títulos que se informan 24.467.504 ej. Vendidos. Es decir, al contrario del orden natural de las cosas, el mercado de historietas en estados unidos no ha desaparecido sino que se ha ampliado. Y no tenemos en cuenta: especiales, recopilatorios y otros productos editoriales cuyo impacto no sería tanto en volumen de circulación sino en valor agregado por ejemplar vendido.
En Francia e Italia los datos son menos accesibles, un informe reciente nos habla de best sellers franceses que asoman al millón de ejemplares vendidos, pero en un mercado con otras características. Mas semejante al mercado tradicional de libros (). En cuanto a Italia, sabemos todavía menos algunas fuentes aseguran Dylan Dog (e editorial Bonelli) arranco en 1986 vendiendo 800.000 ejemplares.
Revisando estos datos llama la atención que en un país como Japón con una población de 126 millones de personas el mercado de historietas es significativamente mayor al norteamericano donde la población asciende a los 313 millones. En argentina, tomando datos de AEER, Jorge Ribera en 1992 (Panorama de la historieta Argentina) estimaba para 1974 una circulación neta anual de publicación de historieta de 45.7 millones. Y frente a estos números debemos ser cautelosos ya que ni Record ni ediciones de la Urraca Informaron nunca circulaciones al IVC y tampoco integraron la AAER. Es decir, que los números de una parte significativa del mercado permanecen en las sombras. Además los datos van desde 1967 hasta 1974 que es el año de la aparición de Skorpio, las otras revistas de Record y las reediciones del Eternauta. Todo nos invita a suponer que la tendencia se mantenía en ascenso y que hubo una expansión del mercado. Curiosamente estos números coinciden con la producción editorial de libros que para el mismo año había llegado a un pico de 49.640.619 ejemplares (Editores y políticas editoriales en argentina, De diego, 2006. Fondo de Cultura Economica)
Si se revisa bibliografía sobre mercados editoriales se encontrara una medida común en muchos autores. Se trata de establecer la relación entre ejemplares impresos con la población. Así Barbier y Lavenir (Historia de los medios, de Diderot a Internet, COLIHUE 2007) analizan las tiradas de los diarios en distintos países hacia principios del siglo XX y por ejemplo decían que en Rusia había 58 habitantes por cada ejemplar de diario mientras que en EE UU, había 3.8. Si lleváramos a cabo esa misma operación pero pensando en el mercado de historietas, deberíamos de hecho hacer la operación inversa. Estimando para argentina en 1970 una población de 20 millones de habitantes, y material impreso (hablando solo de historietas) de 45.7 millones de ejemplares; tendríamos 2.3 publicaciones por cada habitante mientras que en EE UU habría 0.3 y en Japon 4.1. Pero tomando estimaciones actuales (o más o menos actuales) de EEUU y Japón contra datos lejanos de argentina. De no mediar lo que sea que ha sucedido para que la historieta argentina desaparezca de la Argentina, estaríamos más cerca de Japón que de Estados Unidos.


La radio, la televisión y la maravilla moderna

Como vemos, en el mundo la historieta no solo goza de buena salud sino que sigue siendo un fenómeno multitudinario, con diferencias para analizar en cada caso pero con una popularidad innegable. Sin embargo Sastuarian nos dijo que hay otro mundo, donde la historieta es tan marginal y secreta y antieconómica como lo que es acá. Y ese mundo donde las cosas evolucionan hacia la desaparición cultural es casi casi como la argentina. Pero ojo eh, en ese mundo hay buena salud: hay nivel artístico. Sobre el mercado no decimos nada, no nos preguntamos porque desapareció el mercado. Que paso con los millones de lectores de historieta que agotaban las tiradas de las revistas de Record y Columba entrados los 80. No sabemos. Si hablamos, tal vez para tranquilizarnos, de la bonaza económica de los “muchísimos autores que trabajan mucho”. Que trabajen para otros mercados no nos hace ruido, que lo que producen se publique en otro idioma y sea dudosamente leído por un lector argentino nos molesta menos. La cultura no importa.
Y es momento de observar que entre las razones con las que resolvimos que la historieta argentina no va a volver a ser masiva no hay un solo elemento económico sobre la mesa. Repasemos: se explica la desaparición de una actividad económica sin un solo argumento económico. Hablamos de calidad artísticas pero no hablamos de precio del papel, de costos de impresión, de costos artísticos, de logística, de distribución, de publicidad y difusión, de comercialización ni de políticas editoriales y culturales. De productos importados y menos hablamos de medios de comunicación y posiciones culturales. En algunos análisis ha empezado a hablarse de la importación de revistas mexicanas y españolas, pero sin situarlo en un contexto editorial. A veces parecemos olvidar que la historieta argentina es antes que nada un fenómeno editorial. Simplemente decimos, resignados, que “el público quiere otra cosa”. Que habría una función que la historieta ya no cumple porque la cumple la televisión, la radio y no sé qué otra maravilla del mundo moderno. Sin embargo ya en 1980 cuando Columba y record editaban más de 1.000 páginas de historieta por mes y vendían sendos millones de ejemplares ya estaba la televisión y la radio y la maravilla moderna. Y en USA, y en Japón, y en Italia y en Francia todas esas maravillas modernas no solo ya estaban sino que estaban desde antes y al revés de la evolución natural de las cosas, en ninguno de esos lugares fue preciso darse por vencido. ¿Por qué lo habremos hecho nosotros?

9 comentarios:

Pinaca dijo...

Muy bueno todo lo que analizas. Igualmente creo que dejas de lado la historieta diaria que tenemos en argentina, que son las mal llamadas "tiras" de los diarios, que creo yo que, salvando las distancias, son nuestra Shonen Jump. O mejor dicho podrian serlo si estuvieran mejor aprovchadas. El argentino se acostumbró a canalizar su "hambre de historieta" con eso y lo peor es que muchos se creen que eso no es historieta. Como dije, se podrian contar historias muy interesantes en esas tiras en lugar de llenarlas con chistes politicos mil veces repetidos. También creo que te referis solo al mundo editorial y hay un fuerte auge en la historieta o tira a través de internet, legal o ilegal, que también es dificil de cuantificar

redmonkey dijo...

Excelente análisis Ricardo como siempre,muy ilustrativo.

Brian Janchez dijo...

¿y cual es el plan? ¿que harias para vender mas historietas?

Anónimo dijo...

eso! qué hacemos lo dibujante? porque tengo que pagar lo impuesto y ahora se me corta la lú, se me cor

Peré dijo...

Te felicito Ric. Los datos son relevantes. No estamos acostumbrados a tenerlos en cuenta. Me pregunto si habrán datos censados desde diez años atrás a esta parte para ver una evolución o no. Si estás de acuerdo, parece que al borrarse "la industria" de historieta (70-80), el género muda a revistas infantiles, fanzines, independientes, contenidos gráficos (muestras), audiovisuales (animación), etc. PORQUE-NO-DESAPARECE. Es posible?. Si es así, creo(CREO) que los editores cerraron la persiana porque no quisieron pagar mas dibujantes O-NO-SUPIERON-VINCULARSE-a-la-modernidad. O siguiendo tu metáfora, el banquero compró el quiosco para regular el mercado e imponer tasas mas altas a los demás quioscos... SI-FUERA-ASÍ-LA-SOLUCIÓN-DEPENDE-EFECTIVAMENTE-DE-CUANTO-HAGAMOS-Pero es chocante ver cómo nos hacemos a una idea, que repetimos como loros, y vemos otra dinámica a partir de estos volúmenes. Cambiar las reglas del juego no es fácil pero menos sepamos...mas sonados estamos. Y cuánto más sepamos mejor nos preparamos. Gracias amigo!

Ricardo De Luca dijo...

Gracias a todos por los comentarios.

Emanuel, es cierto que dejo de lado las tiras e internet (ambas cosas merecerian un estudio aparte) pero me interesa pensar los espacios que son propios de la historieta y no aquellos donde participa de manera marginal. De ahi, el incapie sobre el mundo editorial. Por otro lado es dificil establecer si la gente que lee el diario, lee tambien las tiras. De todos modos el mundo de las tiras de diarios es mucho menos dinámico de lo que fue. Actualmente hay muchos diarios que no tienen tiras. Hice una nota sobre este tema hace un tiempo. Tal vez te interese.

http://unmalpensado.blogspot.com.ar/2012/05/la-historieta-el-horoscopo-y-el.html

Brian, no se que habria que hacer. No tengo respuestas. En todo caso solo tengo la certeza de que hay infinitas maneras para resolver los mismos problemas. Hoy me preocupa mejorar nuestras preguntas para cambiar esos lugares comunes que nos impiden seguir pensado y actuando.

Gracias Claudio, la metáfora del banquero no me convencia del todo pero sirve para mostrar los peligros de la desregulacion. Lo que decis es muy importante "cuanto menos sepamos, mas sonados estamos"

Abrazo!

Unknown dijo...

Buenísima entrada, primera vez que entro al blog pero me impresiona lo consistente de tu opinión, es decir, está afirmada a partir de una gran fuente de bibliografía y eso se agradece.
Saludos.!

Andres Accorsi dijo...

Qué loco... Justo estos días estuve pensando sobre lo mismo, y de ahí salió este artículo, que toca varios de los puntos que tocás vos...
http://www.comiqueando.com.ar/columnas/zona-de-polemicas/tras-la-masividad-perdida/

Ricardo De Luca dijo...

Gracias por leer Andres, justo ayer lei la nota tuya. Por eso se me dio por repostear en facebook este viejo ensayo que propone alguna mirada alternativa.