lunes, 21 de octubre de 2013

El hincha, la hinchada y el futbol

En algún momento el futbol perdió su significación social, dejo de ser la excusa para que un buen número de personas se reunieran alrededor de algo y construyeran a partir de allí un universo propio. Clubes barriales cargan la historia de pequeñas luchas sociales, de amparo a desamparados. Pienso en historias personales crudas, vidas dificiles, llevadas adelante sin mas razones que la fuerza de una pasión. Historias de boxeadores que dejan el mundo del crimen y las drogas gracias al boxeo. No sé exactamente como funciono eso en el futbol y me llama la atención no encontrar a nadie que haya vinculado jamás estas ideas. Si recuerdo haber visto trabajos de Archetti sobre las hinchadas y sus canciones. Pero nada que vincule a los clubes con los barrios y las luchas sociales (y mucho menos con clases sociales) sin embrago si uno registra la historia del surgimiento de muchos clubes suele encontrar todas estas cosas. Gente movilizada entorno a algo, Barrios identificados con algunos colores y una historia de resistencias. La historia de muchos clubes tiene algo que ver con la pobreza, por eso lo del desamparo. El club de barrio conectando solidaridades y experiencias. Y en ese delicado complejo de cosas se contrabandeaba algo de identidad. Una identidad no futbolera sino social. Es conocida la historia de Griguol (DT de Gimnasia de La plata) obligando a sus jugadores a terminar la secundaria. Algo de eso hubo, y sería un buen tema de investigación. Pero de pronto, tal vez parte del mismo movimiento que desarticulo solidaridades y experiencias sociales, todo eso se perdió y el futbol empezó a ser parte de otro mundo. Con otros sujetos y otras relaciones. Sujetos sin historias ni experiencias que adquirir.
Productos de una sociedad vacía que, parece, viene sin historia. Como la apreciación del futbol perdió su contexto se volvió inevitablemente fanática. El hincha se volvió menos humano, más diferente, más otro y se empezó a definir por su rival y por su odio. El futbol dejo de ser parte de lo social, para jugar como instrumento dentro del entorno social. El resultado para gastar al otro. En las transmisiones de futbol se repiten más los festejos de los goles que los goles mismos. La cara del ganador y la cara del perdedor es más importante que desarrollo del juego. Proteína para el gaste inocente. Había, incluso, un programa “el aguante” que consistía únicamente en hinchadas insultando y burlándose de las hinchadas supuestamente rivales. Fue era lo único social que le quedo al futbol. El grito fanático del gol y la burla hacia el derrotado. La sociedad se empezó a dividir, aquí también, entre ganadores y perdedores.
Nota aparte merece otro elemento, y es que a medida que los clubes empezaron a crecer en términos económicos empezaron a aparecer, también, intereses económicos, y lo político del club se vinculó con la violencia a fin de obedecer aquellos intereses económicos. Así las barras entraron en contactos con la política de los clubes, los dirigentes y su puja por el poder. La propia lógica de la barra en su presión por presupuesto propio. Las barras, sabemos, trabajan para los dirigentes en los buenos momentos deportivos y los extorsionan en los malos. Hace poco el presidente de independiente tuvo una gran disputa contra las barras del club que fue parte de su campaña para llegar al cargo y contaba (en muchas entrevistas) como al asumir el líder de la barra brava vino a presentarle la renuncia, como si tuviera un cargo. A su vez, hay aquí también un fuerte vínculo con la política real, con lo peor del sindicalismo y las patotas partidarias. Que son las barras bravas sino mano de obra barata para la violencia política. Este costado quedara fuera del análisis que sigue, que no pretende ser muy exhaustivo.
Algunas de estas cosas, la representación de lo marginal – barrial y lo marginal-alienado, creo, se pueden ver en la lectura de “Barras” de Emilio Ultrera y “Donde está el polaco” de la dupla Zurita-Baron. Se trata de explorar un poco las diversas representaciones sobre el mundo del hincha y las hinchadas de futbol. Y de paso revisar algo de lo que se está publicando actualmente en materia de historieta argentina.

La sociedad violenta, lo marginal barrial y la tribuna acorralada

Situada en los años 70 “Donde está el polaco”, cuenta la historia del secuestro de un hincha de Morón en plena dictadura. Se trata de un libro grande editado en marzo de este año. En la tapa podemos ver una imagen de una tribuna pero no figura ningún título. Tiene un prólogo de Sasturain donde habla de la pasión deportiva y lo poco que importa el juego cuando se cuentan historitas de pasión “como en los torneos medievales, el objeto de la pasión que induce al combate esta fuera del cuadro”. La historia se va construyendo fragmentariamente la historia a partir de 5 capítulos cortos. El guion de zurita traza paralelismos entre esa violencia social y política de la década del 70 con el micro mundo de las hinchadas, asi los capítulos se titulan “1970/78 amistades frente a la violencia social” o “1981/82 Estado violento, futbol violencia”. La hinchada de Morón pelea no pocas veces con la policía y pelear contra la policía es un poco pelear contra el régimen. Se va delineando un espacio de resistencia. Pero no en un plano puramente político. En un momento un personaje dice “no quieren que entremos los bombos, no quieren bombos porque les parece muy peronista”. Aunque no faltan algunos diálogos sobre el anarquismo, los hinchas de zurita no son actores políticos propiamente dichos, no son enemigos ideológicos de la dictadura. La presencia del peronismo es un rastro de una dignidad obrera pisoteada. Y si las barras son el objetivo de la violencia, lo son por su lugar en el mundo. Por ser parte de lo marginal, por ser pobres. Su mera existencia es un problema para el régimen.
Pero describamos un poco la historia, al ritmo de la violencia política va aumentando la violencia en las canchas, pero es violencia de represión policial. En un momento la policía mata a un hincha y las hinchadas de tigre y Morón se unen para perseguir al policía asesino; la hinchada grita “Tigre y Morón un solo corazón”. Luego un obrero, hincha de Morón, es asesinado por la policía, antes de morir dice “viva perón”. Morón sale campeón y es secuestrado el polaco, uno de los hinchas. Ahí la historia empieza a ser la búsqueda del polaco. Primero creen que fue una hinchada rival pero luego se sabe que fue la policía (o los grupos de tareas) las canchas se empiezan a poblar de banderas pidiendo por la aparición del polaco. Finalmente el polaco aparece, no queda muy claro porque lo liberaran. Ya es el 82 y la derrota de Malvinas hace tambalear a la dictadura.
A modo de epilogo el polaco, ya en 2013 se encuentra con uno de sus viejos amigos y este le dice “¿cuantos de nuestros pibes murieron? Enfrentados a la policía de la dictadura y después el sistema nos termino matando a casi todos” La historia finalmente se termina amoldando al recuerdo de un sobreviviente, asi de hecho se titula el ultimo capitulo “sobreviviente de la violencia”

Lo marginal moderno, alienación social y los valores que emergen en historias negadas

“Barras” es una historieta escrita y dibujada por Emilio Ultrera, hasta ahora han salido 3 números de 24 páginas, el primero a dos colores, el resto solo blanco y negro. A diferencia de “donde está el polaco” aquí nos encontramos con otro mundo marginal. Y es que los marginales de Ultrera cargan con otra experiencia anterior, si bien en “donde está el polaco” lo marginal representado era el mundo de la pobreza permeado por la experiencia obrera y política del peronismo, aquí la pobreza esta atravesada por el individualismo y la desocupación. El discurso del odio y el desprecio social tamizan todo lo que hay. En “Donde está el polaco” había algo de aquella historia barrial de los clubes de futbol, aquí el barrio es otro, y la función del futbol como movilizador social también ha cambiado. Es el grito fanático del gol y la burla hacia el derrotado. Aquí el hincha no tiene más pasado que el pasado de hincha, el mundo social se subordina a la experiencia de la hinchada, del fanatismo y sus distintos modos de defender una bandera. Y no hay más futuro que el hoy. Como no hay historia más allá de la barra, no hay posibilidad de entender ni pensar un contexto.
El mundo de los personajes de ultera es un mundo inmediato y reducido a su realidad marginal. Las barras funcionan como bandas delictivas comandadas por algún pesado con contactos políticos. La historia empieza con un enfrentamiento en un partido, allí la policía persigue a Castro, un cuida coches porque necesitaban un perejil al que inculpar de todo. Luego de muchas peripecias, castro consigue huir. Pero luego se entrega, ultrera nos dice en el segundo numero “vimos como lo fueron a buscar a castro(…) como se escapó y le hizo el aguante a varios ratis. Pero este loco de mierda al final se entregó”. Los ratis le hacen firmar una suerte de confesión, y el “loco de mierda” se niega a menos que cambien algo, que aclaren en el texto que es hincha de nueva chicago. Al mismo tiempo unos pibes están buscando, en la villa, un fierro para salir a robar. A lo largo de la historia se les va complicando la búsqueda y terminan recorriendo todo un universo lleno de vendedores de paco y quiosqueros armados. La única experiencia de trabajo que podemos llegar a encontrar es la de “la Negra” hermana de uno de los personajes, que es prostituta. En el medio hay una historia de un cargamento de armas que anda paseando por la ciudad en manos de una banda comandada por un tipo grandote y rubio al que llaman “Xuxa”. Y al parecer todo forma parte de un turbio manejo político para montar alguna gran requisa de armas.
Ultrera consigue representar de manera magistral un universo con una fuerte crisis de valores y con ciertos códigos de identidad referenciados al aguante, los enfrentamientos con la policía y cierta pelea leal con las barras enemigas. En un momento Xuxa, enojado con sus barras porque en una pelea uno saco un arma para amenazar, le dice “ustedes son muy guachos, antes de antes los hinchas nunca guardaban fierros ¡era mano a mano!” y luego agrega “piensan que hacerles estas armas a la barra es re cualquiera (…) pero no. estamos tratando de limpiar las canchas. Hay mucha mugre”

Hasta aquí esta breve exploración sobre dos historietas que recomiendo, la manera de acceder a ellas es la actualidad de la historieta argentina, encontrarse en algunos de los esforzados eventos, buscar a los autores y comprarles un ejemplar.