domingo, 8 de septiembre de 2013

Entrevista Antonio Presa (2006) Cuarta parte.

Entrevista Antonio Presa 2006, 13/10/2006
Por Cesar Carrizo y Luis Guaragna


Parte 4: “me conocía el guion del Eternauta desde la primera letra hasta la última”


Carrizo: Oesterheld en Columba. Spadari le pide…

Presa: Spadari me va a mandar a Oesterheld.

Carrizo: en donde trabajaba ¿en qué sector?

Presa: Spadari, en ese momento trabajaba para Cielo Sur, y estaba trabajando para afuera pero como éramos amigos, digamos, muy conocidos me dice “te lo mando a Oesterheld, ¿lo podrás poner? Yo ya no lo puedo tener más aquí…el proyecto se cierra” “si si, mándamelo, yo voy a ver como hago” lo traigo a Oesterheld y entonces. Eso ocurre un poquitito antes de esta crisis. Y Manin dice “¡Oesterheld! Bueno, démelo. Tome Kabul, escríbame Kabul. Tome Argon, escríbame Argón y así en forma sucesiva; tres por la Ley” que lo estaba haciendo Morhain, y otros guionistas. Le da todo el material y Oesterheld empieza a trabajar sistemáticamente para Editorial Columba en esos productos. Que no fueron, yo lo digo en homenaje a él, un creador, que no fueron productos de él. Fueron clonaciones que Oesterheld tuvo que asumir y que logro darles personalidad.
Guaragna: Tuvo que haber una adaptación de él hacia Columba.

Presa: Y aprendió las reglas con una velocidad especial. Entonces, cuando se produce esa crisis. Oesterheld, justamente…que entre paréntesis una vez vinieron unos niños. Digo niños, 16, 17, 18 años con unos cuadernos a verlo a Oesterheld y le digo “Oesterheld, lo están buscando unos jóvenes” mira los cuadernos y después me dice “mire, hoy me vinieron con un proyecto para hacer en cine El Eternauta”…

Guaragna: ¿era Aristarain?

Presa: Era Aristarain…muy jovencito. Entonces Oesterheld en ese momento me dice “tengo el Eternauta… ¿Columba lo publicara?” “¿cómo no lo va a publicar?” Yo me conocía el guion del Eternauta desde la primera letra hasta la última. Y lo adapto, lo divido en unidades de capítulos de Columba. Es decir una unidad que empezaba y se cerraba con cada aventura, digamos, dándole una unidad temática. Porque en el fondo la tenía. Lo presento y me dicen “no. Esto no.” “pero mire que va a ser un éxito colosal” “y no. Pero después que ponemos si va a ser un éxito colosal. Con que lo continuamos” en la última reunión de directorio me dijeron “y si tiene éxito con que lo seguimos”. Me lo rebotaron. Oesterheld agarro todo el material, se lo llevo a Scutti. Al tal Scutti. Scutti lo publico en ediciones completas. Se cansó de vender. Hasta la decimocuarta, la decimoquinta edición. Pero ¿qué paso? Salió el Eternauta. Ah perdón, cuando Oesterheld se lleva eso a lo de Scutti, yo lo llamo a Robín y le digo “che tenemos que hacer un Eternauta. Acabo de perder…” porque incluso yo tenía el contacto de Solano, que había empezado en Columba. Era fácil.

Guaragna: O sea, la idea era rehacerlo y publicarlo.

Presa: No. Publicarlo tal como estaba. Dividido en capítulos. Si yo conocía la trama. Aparte lo tenía a Oesterheld. Que a lo cual le pedía “y aquí hacemos…” A Oesterheld ni había que decirle. Simplemente había que decir “yo quisiera…” y Oesterheld ya…con solo señalar…un genio. Era muy sencillo. Yo lo tenía todo calculado, dividido. Eso me hizo estudiar mucho al Eternauta en el momento que yo pensaba que lo iba a poder publicar. Entonces lo llamo a Robín y le digo “tenemos que preparar algo contra esto. Tengo una bomba en contra (risas): tiran la bomba nuclear” Y Ahí empezamos a elaborar, yo te digo siempre empezamos porque trabajábamos en conjunto pero luego viene la genialidad de Robín. Después voy a contar como fue lo del Cosaco, y…bueno es un genio. El y Oesterheld que hacías “así” y ya habían entendido. Preparamos Mark, que tenía que ser diferente al Eternauta, presentamos Mark y va a parar a los cajones. “no, no, no funciona” Sale el Eternauta, entonces el primer día que salió el Eternauta yo voy y se lo llevo al hijo de Manin, era contador, un muchacho joven que estaba en la contaduría de Columba. Pero era lector, lector autentico. Digamos así, otra generación. Se lo doy y al día siguiente viene y dice “lo termine a las 3 de la mañana” (risas) si no lo terminaba no se iba a dormir. Entonces dice “impresionante y como vamos a hacer con esto” “No, pero vos espera” y de golpe y porrazo, ponele a las 2 de la tarde suena el teléfono y era la hija de Manin, estudiante de derecho que lo llama al hermano y le dice “cuando te vi leyendo eso, espere a que te durmieras. Me puse a leer y acabo de terminar de leerlo” (risas) Manin viene al día siguiente y me dice “¿que hizo usted en mi casa? vengo con la cabeza así…” Claro, estereofónico. Porque ojo, quien tenía que hacer todas las gestiones con la dirección de la empresa era Manin, no era yo. Yo era simplemente el que está ahí con el arte y demás pero no estaba en la dirección. “y bueno, Manin es para que usted vaya y rescate Mark” “si, pero por favor no me lo vuelva a hacer más esto” (risas) La verdad que yo me llevaba muy bien con este hombre. Se llamaba Menéndez, Román Menéndez. Le habían puesto cuando era joven Romanin y le quedo Manin.
Carrizo: ¿Hasta que año estuvo Oesterheld en Columba?

Presa: Hasta el año 76 en que pasa a lo de Scutti. Ah no, año 74 más o menos, una cosa así. Entonces que pasa, Manin se va con los guiones de Mark a luchar con el director. Y ahí se arma, salen chispas y demás. Regresa malherido pero regresa con la aprobación. Y se lo damos entonces a Ricardo Villagran.

Guaragna: ¿el directorio como estaba compuesto?

Presa: estaba compuesto por distintas personas, en la parte contable…

Guaragna: ¿y ahí todos tenían que dar el ok?

Presa: No y aparte de eso. Es el que creaba la política en el fondo, editorial. Que ojo, ese error que yo decía que era propio de Columba. Vuelvo a repetir leyendo en la revista gestión, se da en todas las empresas y una empresa como SHEEL que en los años 80/85 fue un modelo de como salió de una crisis y se trasformó en la mejor empresa petrolera, años después se fue al diablo y se transformó en la peor. Pero en aquel momento yo solo recibía la lectura de las empresas que miraba, y las empresas que miraba no cometían esos errores. Hoy les puedo decir que esos errores están en el género humano. No están en una empresa localizada, no he encontrado ningún error de Columba que no hayan cometido las grandes corporaciones. Sea Ford, sea General Motors, todas las empresas cometen esas fallas. El laboratorio tiene que seguir existiendo, pero no el laboratorio a lo loco, un laboratorio donde usted deja que los locos sigan produciendo y luego ver cómo se va asimilando y aparte de eso tener en cuenta en forma permanente, el destinatario del producto. Porque el producto va a alguien, lo compra alguien. Yo tengo un referente, el referente es si lo siente o no. Si en este momento yo quiero…soy un marciano, acabo de llegar y me quiero levantar a una mujer y le digo “uhgfgfbnanbnbffbvbs” (hace un ruido) lo más probable es que no me va a llevar el apunte. Porque, en comunicación se dice que el sentido del mensaje lo da el que lo recibe, el que lo recibe es el que le da el sentido. Si en un momento dado yo estoy frente a un gatito y cuando hago así (golpea un vaso) ese gatito viene y acude yo acabo de descubrir cómo lo puedo atraer al gatito. Y el referente siempre es el destinatario, sobre todo en este tipo de industria. Si yo estoy pintando un cuadro puedo esperar 200 años a que me reconozcan pero en una industria como el cine, una industria como la historieta que necesita impresión, fotocromos, papel, distribución, no puedo hacer eso. Entonces necesito en forma constante la reacción del referente y no solo mis sentimientos. Mis sentimientos como artista nunca los tengo que anular, los tengo que conservar, en una hornacina para que no me lo apague nadie por más agua que me tiren pero esperando la oportunidad para ir haciendo los cambios.

Guaragna: ahí la genialidad de Oesterheld que logro.

Presa: logro esa transferencia pero él se equivocó como empresario.

Carrizo: ¿Puede haber llegado el caso en que por ejemplo la gente de Columba no haya querido publicar El Eternauta por una cuestión de que lo tenían a Robín? ¿No ha existido nunca esa tirantez entre Oesterheld y Robín, digamos a nivel empresa?

Presa: No. No no a nivel empresa no. Es más, Robín en ese momento estaba en el estrellato. Y en ese estrellato, por ejemplo, en un momento dado la revista gente, va Atlántida lo llama para hacer historietas en la revista gente y parece que Robín se va…y Columba tenia a Oesterheld y Columba jugo las fichas a Oesterheld es decir… ¿porque? Por la sencilla razón de que Oesterheld Sabia escribir para los directores, es decir un hombre que había trabajado mucho tiempo con Civita, que tenía que presentarle síntesis. Cuando empieza a trabajar para Columba yo le hago hacer la síntesis y se la apruebo para irlo adaptando, después ya no. Ya conocía los estilos, los resortes con los cuales tenía que trabajar…

Carrizo: ¿porque usted habla de que los dos son genios pero son distintos, cuales son las diferencias por ejemplo?

Presa: Primero los diferencia el hecho de que Oesterheld no es el protagonista de la historia. Oesterheld cuando escribe necesita un referente el cual él pueda llegar a entender, si ustedes ven el Eternauta no es el héroe de la historia. El héroe de la historia es en cierto modo un Favalli, que es el que tiende a la racionalidad, Franco el obrero…ese por ahí resulta obvio. Pero Favalli es Oesterheld, es la racionalización. Juan Salvo es un hombre común. Si vemos todos los trucos que hizo Oesterheld fue como hacer para meter a Watson. Digamos en el Sherlock Holmes, Oesterheld era Watson. La diferencia que hay entre un Oesterheld y un Robin Wood es que Oesterheld contempla la aventura, la ve, ve al héroe. Ve al protagonista pero indirectamente el está mirando el mundo que lo rodea. Robin Wood es el personaje.
Carrizo: se mete en cada uno…

Presa: Se mete no. Es cada uno. Cuando a mí me falta un personaje para Casalla. Voy y presento una serie que se llamaba “el ultimo cosaco”. La había imaginado para Dalfiume, entonces iba el Cosaco y al lado iba un jorobado como si fuera un sancho panza y volvían directamente de uno de los desastres donde se había destruido todo el ejército. Lo presento en la empresa y me dicen “bueno pero Dalfiume no: Casalla” Entonces lo veo a Robín Wood y le digo “vamos a hacer ahora el cosaco” y…me faltaba contar una parte de Robín Wood, la parte que me faltaba era la historia personal de él que yo no conocía. Pero la intuía. Y le dije “el padre el cosaco lo abandona, entonces cuando el cosaco vuelve se encuentra en un puente que al irlo a cruzar se encuentra con otro jinete del otro lado y le dice el cosaco: yo llegue primero al puente. Y le dice el que está del otro lado: yo estaba antes en el puente. Y ahí se enfrentan. Acaban de aparecer…se va a encontrar con el padre” Robín me dice “ya esta” se va a su casa y escribe el Cosaco. El aspecto de la vida de Wood, Robín que me faltaba contar: el aspecto interior. El protagonista interior de la historia. Cuando me trae el cosaco me trae la verdadera historia de él. Porque el autor, el autor es, que me disculpen, un instrumento musical con una sonoridad, el creador ya sea guionista o dibujante es un instrumento musical. Un Stradivarius, pero hay que darle el tema. Yo no puedo entregarle a alguien que tiene un violín a que me haga rock. No puedo darle a uno que tiene una batería para que me haga un concierto de violín. Tengo que darle aquello con lo que siente y con lo que se va a multiplicar. Esa es la clave fundamental de este tipo de creaciones. Robín trae el cosaco y yo digo de la genialidad de él. Porque yo hacía, yo hice un “ultimo cosaco” decepcionado, amargado que está de vuelta. Y Robín hace un cosaco joven, alegre de la vida. Que está disfrutando los 17, los 20 años a diferencia del cosaco que yo traía. Por supuesto salió y arrasó. Porque obviamente venía con una historia propia muy intensa.

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