sábado, 4 de abril de 2020

Fuera del tiempo.

Construyeron la imagen de la terquedad del jubilado. Un sujeto fuera del tiempo, que se resiste a la tecnología, que no puede usar una tarjeta o un cajero automático. Que quiere ver los billetes en la mano, contarlos, hablar con el empleado de la caja. Una imagen que contrasta con las otras tecnologías a las que los jubilados se han adaptado con increíble facilidad, como el uso de los celulares, las tarjetas de ofertas de las cadenas de supermercados o mismo la tarjeta SUBE. Pero allí donde las compañías de celulares, las cadenas de supermercados y el estado nacional triunfa, los bancos fracasan estrepitosamente y los medios repiten "el jubilado esta fuera del tiempo, no puede, es incapaz" consolidando de esta forma la justificación del maltrato, en una forma de desprecio. Así las largas e históricas colas de los jubilados para cobrar sus haberes, se convierten la trágica consecuencia de una realidad inmodificable y no una señal de la irresponsabilidad con la que los bancos gestionan el pago de jubilaciones. Toda una mitología que viene a encubrir el desinterés bancario por incluir a los jubilados al sistema. El desinterés de brindar canales de información y mecanismos amigables para el acceso y disponibilidad de los haberes. Porque hay que decirlo, por cada traba que ponen los bancos para el acceso a los haberes es plata que esconden. Plata con que se fondean, plata que paga intereses. Y nunca olvidemos que pagar las jubilaciones es un negocio descomunal.

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