domingo, 6 de mayo de 2012

La historieta, el Horóscopo y el crucigrama.

Siempre tuve un problema para apreciar las historietas en los diarios. No por desprecio a los diarios sino por aprecio a la historieta. Un capitulo importante en la historia de la historieta fue cuando se emancipo de la pagina de los diarios, cuando se autonomizo como medio artístico. Fue cuando empezó a ser industria, a venderse en revistas, en libros, a justificar económicamente su propia existencia. Digo emanciparse, porque el movimiento tiene ciertos rasgos de emancipación, de dejar de ser un “complemento de” y empezar a ser un “objeto en si”. El problema aquí parece ser, entonces, esa vieja distinción marxista – de tradición hegeliana- la diferencia entre el “ser en si” y el “ser para si”. Es decir, el grado de conciencia que uno tiene sobre lo que es. Tal vez a esa emancipación de la historieta, tiempo después del Yelow Kid, los años de las primeras revistas, fue temprana en nuestro país, seria finales de los 20, principio de los 30 (si quieren el primer numero de El Tony, en 1928) pero el “para si” tardo mucho tiempo. No se incluso, si lo hemos conquistado del todo. En el libro de Gociol y Rosembreg, “La historieta Argentina, una historia” (De La Flor, 2003), se leen, entre líneas ciertas cuestiones que llaman un poco la atención. Se dedica un tramo del texto a analizar la inclusión de tiras de historietas locales en la contratapa del diario Clarín desde 1973. Así “Clarín se convirtió en el primer diario argentino que publico solamente material nacional en su espacio de humor” (2003:49) siendo que Clarín se fundo en 1945 y la historieta Argentina había empezado a dar sus primeros pasos hacia 1910 e incluso transitaba desde 1930 un proceso de emancipación editorial, me pregunto cómo es que tardo tanto Clarín en incluirla en sus paginas. Y otra cuestión poco analizada, si quieren es el lugar que el diario y los diarios han otorgado a la historieta. Atrás, al fondo, cerca del horóscopo y el crucigrama. Parece más una derrota que una conquista.
La inclusión de la historieta a los medios de prensa, forma parte de

la tradición del folletín, es la historia de la inclusión la cultura popular en la cultura de masa. Las tradiciones de las lecturas populares, esas que inauguraban una relación otra con la lectura, de gente que no sabia escribir pero podía leer, eran las literatura de Cordel en España, el Colportage en Francia. El folletín supone ese transito de lo popular en lo masivo. Tradiciones con el primer contacto entre la producción cultural, ciertos mecanismos de vulgarización y un mercado de oferta y demanda. Barbero sitúa el principio del folletín en 1836, cuando el diario francés “Le Siécle” comienza a “publicar a trozos el Lazarillo de Tormes” (De Los medios a Las Mediaciones, Ediciones GG. 1991:137) de a poco el resto de los diarios van incluyendo al folletín. Dice Barbero “folletín señalo un lugar en el periódico, el sótano de la primera pagina, a donde iban a parar las variedades, las críticas literarias, las reseñas teatrales del brazo de anuncios, y no pocas veces de noticias que disfrazaban la política de literatura. Lo que no se permitiría en el cuerpo del diario podía sin embargo encontrarse en el folletín, y esa condición de origen, así como la mezcolanza de política y literatura dejaran huella en el formato” (Ibidem).
El ingreso del folletín supone esa conexión entre la tradiciones populares de lectura y ese nuevo universo del consumo de masas de ahí que “el tiraje de los diarios sufre transformaciones enormes, como la de Le Constitucionel, que con la publicación de El Judío errante pasa de tirar 5.000 a 80.000 ejemplares” (ibídem). Pero esta literatura, que comienza constituir la cultura de masas, pasa por cultura barata, pobre, sin los debidos méritos artísticos del gran arte. Entonces me pregunto si no nos debemos una reflexión sobre ese espacio conseguido por la historieta, a destiempo de su propio desarrollo. La historieta argentina había llegado a la contratapa de Clarín, cerca del horóscopo y el crucigrama, lejos del suplemento de cultura. Siguiendo el libro de Gociol y Rosemberg, veo mas adelante como para el loco Chavez los autores dedican 9 paginas, casi las mismas que dedican al Eternauta, infinitamente mas que las que dedican al análisis de Alvar Mayor o Nippur de Lagash, a quienes dedican una sola pagina respectivamente. A pesar de ser historietas infinitamente mas extensas y que además remiten a una historieta autónoma, que justificaba su propia existencia. ¿A que se debe esta curiosa distribución del espacio? Podemos decir que la publicación en un medio masivo, te hace mas masivo y por tanto un objeto mas digno de análisis. Pero para 1973 la historieta argentina todavía podía defenderse en términos de masividad. Record y Columba tenían todavía números envidiables para cualquier mercado editorial. Otra explicación podría ser que los autores son más lectores de Clarín que lectores de historieta. O que algunos aspectos de la historieta hicieron que los autores, mas lectores que estudiosos encuentren muchas mas simpatías para el análisis. El vinculo con el folletín, y con la telenovela popular latinoamericana (también analizada por Barbero) puede ser interesante de nuevo.
No quiero decir con esto que las historietas no deberían estar en la contratapas de los diarios, sino que seria apropiado analizar en otros términos esa participación. El éxito de popularidad del Loco Chavez apenas animo al diario a otorgarle una pagina a color cada quince días titulada “los Grandes reportajes del Loco Chavez” en un suplemento del diario. Recién en 2004 el diario considero que la historieta que había publicado durante casi 14 años, merecía un libro, para entonces Clarín ya se había convertido en un imperio mediático y editorial. Nuevamente me pregunto, porqué tardo tanto en compilar la historieta que el mismo diario produjo. El libro que Clarín le dedico al Loco Chavez, un libro barato de circulación masiva, impreso en papel prensa se corresponde con el lugar que siempre le dedico a la historieta. Atrás, al fondo, cerca del horóscopo y el crucigrama.


1 comentario:

José A. García dijo...

El mismo papel que se usa para fabricar el papel higiénico de peor calidad...

Y después de lo que pasó con el concurso Ñ de historietas... ¿Podemos esperar que cambien ese concepto de la historieta?

Saludos

J.