En mis épocas de militante universitario, que fueron breves por cierto, presencie no pocas asambleas. Interminables fenómenos de participación de los que uno desertaba pasada la hora y media, para preguntar al día siguiente que se había decidido. Recuerdo que entonces resonaba con frecuenta el concepto de "aparateo", se podían escuchar expresiones del tipo "tal partido aparateo la asamblea". Sucediese o no sucediese en aquellos debates (a esta altura es tan irrelevante como aquellas mismas reuniones), es un concepto interesante para pensar como se puede controlar una asamblea. Voy a intentar precisarlo; sería una práctica donde, determinado grupo podría comandar el resultado del debate, a partir de cierto control estratégico de la palabra y una presión (simbólica o física) sobre los interlocutores. Ese control consiste, primero en los términos en los que se propone la discusión, sobre cuya subjetividad estamos bastante avisados, y tiene que ver en con las formas en que desde la propuesta misma del debate se introducen tácitamente sus horizontes de discusión, el horizonte de la pregunta que decía Habermas. Sobre este punto inicial tal vez no haya (en ocasiones) posibilidad de actuar, puede que el objeto de la asamblea, el motivo del debate, exceda a las intenciones de quienes pretenden controlar su resultado. Puede que la realidad se imponga con sus propios términos y no podamos introducir la subjetividad en la propuesta misma.
Una segunda instancia, y es desde donde podemos empezar a hablar de aparateo, tiene que ver una suerte de acceso privilegiado a determinados momentos de enunciación; así, los sujetos de alguna agrupación se alternan para hablar en algunos momentos puntuales, rebatiendo argumentos, proponiendo otros o simplemente descalificando a algún interlocutor. Tienen a su favor que quien modera el debate, dirigirá la conversación hacia ellos cuando algún argumento adverso tome suficiente fuerza. Aquí ya estamos en el terreno mismo del debate y aparece implícitamente la presencia de terceros . Vamos a decir que dentro de esta formulación hay dos posiciones encontradas, la posición primera, la de de quienes "aparatean el debate" y la posición opuesta de aquellos con quienes se confronta. Pero tenemos un tercer actor, que serian aquellos que presencian el debate pero aun no han tomando posición. El aparateo, vamos a anticiparnos, tiene por objetivo influir sobre estos últimos. Un cuarto elemento importante es algo que podríamos denominar como "coro" es decir, cierta cantidad de individuos afines a la agrupación que celebran las participaciones de sus miembros, de buena o mala manera, y abuchean las posiciones opuestas (de buena o de mala manera). El coro es coro porque esta cordinado y es consciente de su accionar, cumple la función de intimidar a los sujetos que podrían participar con opiniones encontradas, así como dar una imagen de victoria de las opinionen propias sobre las opiniones y argumentos opuestos. Estos cuatro elementos, la propuesta del debate, el control estratégico de la palabra, la intervención de terceros u opuestos y la presión del coro (también podríamos hablar de tribuna) son los que quiero traer al análisis para pensar cómo funcionan o se hacen funcionar las tan mentadas redes sociales.
Formas de participación
En principio vamos a decir que las redes, tal como las conocemos ahora, llegaron con un discurso de pluralidad y participación. Algo que nos recuerda a aquella defensa de Bill Gates en las primeras épocas de la internet, cuando decía que lo fundamental de la web era su característica democrática. No recuerdo bien la frase pero destacaba que en internet es igual de accesible la pagina de una gran corporación como la de una pequeña empresa y ambas cuestan lo mismo. Lo que no implica, podemos decir ahora, que sean igualmente visitadas. El punto es que las redes se nos presentan como espacios altamente democratizadores, donde cualquiera puede hablar y todos tienen (en teoría) la misma visibilidad. Pero cómo funciona esa circulación de la palabra y principalmente como es esa visibilidad.
Voy a pensar en las dos redes más populares hoy (no sabemos por cuánto tiempo más), Twitter y Facebook. Pensando en términos de ARS (estudios de redes sociales), en el primer caso podemos hablar más de una lógica de red estrella, donde un nodo es "seguido" por muchos nodos. Los Twit son mensajes cortos de 280 caracteres (que en principio eran 140) pudiendo incorporar imágenes. Propone un juego asimétrico, porque la voz de una celebridad, que posea muchos seguidores, tendrá mucha mayor llegada que la de un "cualquiera" que posea menos seguidores. Si bien todos los twit son accesibles, porque la red tiene un carácter público, no todos circulan de la misma forma. Hay que observar que ser seguidor de un usuario no convierte a ese usuario en seguidor mío, de ahí el principal carácter asimétrico de las relaciones que propone Twitter.
Facebook en cambio propone un juego mucho mas simétrico, ya que en principio funcionaba como una red de amigos, cada usuario se vinculaba con otro y cada uno podía acceder a publicaciones del otro. El principio de relación es reciproca. Aparece aquí el concepto de "muro" que son como páginas web personales donde cada usuario publica un estado (es decir un texto sin límite de caracteres), una imagen, un video o un link a alguna pagina fuera de Facebook. El muro funciona aquí como un espacio personal del usuario, integra el propio perfil pero le agrega dinamismo, y allí, al muro irán a parar todas nuestras intervenciones en la red ya sean públicas o privadas. El muro puede ser intervenido por terceros usuarios (alguien puede poner algo en tu muro) pero el usuario tiene completo control sobre su muro (yo puedo configurar las opciones de mi muro, y así, por ejemplo, rechazar posteos de terceros ).
Los primeros tiempos de Facebook parecían centrarse en producir relaciones, proponiendo amigos y posteos. En sus primero tiempos avisaba por mail cada interacción, volcando desde los mails las relaciones. Esa notificaciones que salían de Facebook iban a parar dentro de nuestro espacio en una sección de notificaciones (desplegable desde un botón del menú) donde se registraba lo que había pasado y la red nos informaba. Así al entrar al Facebook, podíamos ver "que había pasado". Las interacciones se producían en los comentarios de los posteos y en los botones de reacción (los famosos "me gusta"). Hay un límite de amistades, es decir, de contactos, de 5.000 personas, lo cual parece resguardar cierto carácter simétrico de las relaciones. Luego se incorporaron las páginas personales (de personalidades famosas o "fan page") o de empresas o asociaciones, que no poseen limites de seguidores. Y más tarde aparecieron los "grupos" que funcionan como foros, donde los usuarios, que previamente se unieron al grupo, pueden compartir links imágenes o textos. Algo que comparten ambas redes y es fundamental para pensar la circulación de contenidos es lo que podemos llamar "pantalla de inicio", que viene a ser la pantalla de contenidos que nos propone cada red cuando entramos en ella. El criterio de lo que allí vemos viene marcado por los contactos que tenemos, así en Twitter vamos a ver los twit de los usuarios que "seguimos" y en Facebook veremos los posteos de nuestros "amigos". Los distintos algoritmos que comandan la aparición de estos contenidos se basan en las interacciones que hemos tenido con los usuarios que los comparten (ya sea intercambio de mensajes, comentarios y distintas reacciones sobre las publicaciones, ya sea los "me gusta" o los "emoticones") y la interacción que cada posteo tenga (esto significa que ante cada cometario que tenga un posteo es más probable que lo volvamos a ver, si una publicación tiene muchos me gusta también suma probabilidades de que la veamos), al menos así es en Facebook. En Twitter la cosa es más oscura. Primero porque como ya observe, Twiter propone relaciones asimétricas y por tanto el margen de interacciones es mucho más reducido (aunque mantiene los mismos elementos de interacción, reacciones, comentarios y comunicación directa). Del mismo modo, la enorme cantidad de Twitts hace que la selección de lo que vemos sea más caprichosa.
El uso mediático de las redes
No hay que hurgar demasiado para detectar el rol que los medios tradicionales (la prensa grafica, la radio y la televisión) le han otorgado a las redes. La frase común es "en la redes se dice..." y la semejanza es inmediata con él "en la calle se dice...". La redes se han convertido, o mejor dicho, los medios han convertido a las redes en el objeto ideal donde construir (o simular) la voz de la gente. La "voz de la gente", hay que decirlo, nunca fue otra cosa que una manera en que el sujeto de enunciación, autoriza en los demás aquello que quiere decir. Pero ese "en la calle se dice..." tenía la ventaja, para los medios, que era realmente incomprobable, ¿cómo se verifica lo que se dice en la calle? ¿a partir de cuantos casos uno puede suponer que algunas opiniones son representativas de lo social? En general, el se dice en la calle nunca viene acompañado de ningún tipo de estudio ni estadístico ni de ningún otro que venga a verificar la opinión que se le endilga a la calle. En televisión, una serie de entrevistas a cuatro transeúntes se le suele dar una representatividad excesiva. Las redes en este punto nos enfrentan a un problema, porque ellas si ofrecen herramientas para medir la circulación de un contenido, y en este caso, el contenido es la opinión, y aquí la circulación expresa la opinión misma. Nadie reenvía (retwitea) una frase que no comparta. Recupero ahora la metáfora de la asamblea, en la figura de la calle, para controlar la opinión alcanzaba con falsear el resultado de la asamblea, incluso la asamblea misma podía no existir, la calle, en este caso, es una abstracción tan ficticia como la asamblea, y para controlar su resultado no era preciso intervenirla. En cambio ya en la realidad de las redes, que pueden ser consultadas por quien quiera, es preciso intervenir para hacerle decir lo que queremos que diga y aquí aparece nuevamente la idea del aparateo.
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