sábado, 27 de febrero de 2016

Entrevista Dante Ginevra (11/08/2012)

Todo un referente para la generación de historietistas a la que pertenecemos. Integro la AHÍ (Asociación de Historietistas Argentinos); luego de eso fue parte de La Productora, con quienes publicó sus primeros trabajos;más tarde, ya fuera de La Productora y haciendo equipo con Diego Agrimbau, publicó El Asco en 2007, Editado por Domus, luego vino Entreactos (2008),también por Domus y con guión de Laura Vazquez. Y hace ya un buen tiempo viene publicando en Fierro con guiones de Rodolfo Santullo.
Cuando tiene que contar cómo se relaciona con la historieta, Dante se va al pasado. Según nos cuenta, él tenía seis años en 1982 y por la guerra de Malvinas hizo un dibujo donde dos soldados, un inglés y un argentino, se enfrentaban y se decían “cosas en globitos”; ahí se dio cuenta de que había algo raro, el dibujo “era como muy de historieta”. Y descubrió un lenguaje que “siempre le interesó”. Detrás de cada decisión artística hay un mundo de explicaciones, de argumentos para justificarse. Y todo tiene que ver con que la historieta, nos dice y nos repite, “es un medio para poder contar cosas”. Así se justifica Dante Ginevra y nos justifica a nosotros como lectores. En el último CrackBang Boom (2012) nos encontramos con él y charlamos sobre la historieta, el arte y la independencia. Cosas que uno habla con referentes.

¿Cómo llegás a la formación profesional?

En un momento muy complicado que es toda esa etapa de autogestión. De autoedición. Y también de aprendizaje, sigue siendo formativa. Yo estudié Bellas Artes un tiempo, antes había estudiado en el secundario que era con orientación artística: teníamucha base de dibujo, etc. Digamos desde lo académico, pero no desde la historieta en sí. La historieta nunca se enseña como se enseña a escribir, digamos. Entonces fue como aprender a ser profesional.
Sin tener maestros. Los maestros eran los artistas que me gustaban, los artistas que tenía a mano ya eran profesionales y me aconsejaban o me ayudaban, o los libros. Mucho más no había, había muy pocos eventos, había poco intercambio entre digamos los profesionales y yo. O sea, la posibilidad de entrar a trabajar “en” no existía. Entonces no nos quedaba otra, no solo a mí sino a mis congéneres, hacer lo mismo y ponernos todos en contacto entre nosotros para hacer como una gran movida de autogestión. Que fue la época la AHÍ con todo el boom de los fanzines.

¿Y a la AHÍ cómo llegás?

Llego porque era amigo de Diego Agrimbau de la escuela y con él hacíamos una revista que se llamaba Arkanov. Un fanzine con muchas pretensiones, muchos errores y sobre todo altas expectativas con total desconocimiento detodo. Nosotros creíamos que tratar de hacer una revista era tan fácil como hacerla, y obviamente nos dimos contra el piso en mil cosas. Pero en donde no nos dimos contra el piso fue en el hecho de vincularnos con los colegas, los de nuestra edad que estaban en la misma. Y creo que fue en el primer Fantabaires del 97, por ahí, que nos conocimos, porque decidimos ir a vender la revista que teníamos. No, fue en el 98 porque la revista es del 98.
Y ahí nos dimos cuenta de que se estaba formando algo,de que se conocían entre ellos, que había tumulto, que había rumores, que había mucho material de otros. Fue como un descubrimiento y a partir de ahí nos empezamosa relacionar con otros y a conocernos. Empezar a tener buena onda, a vernos más seguido. Hasta que se oficializóla AHÍ y empezaron a hacerse las reuniones y tomar decisiones políticas y decisiones grupales, digamos,que nos servían a todos. Se fue dando en un tiempo, hasta el 99 creo que fue formativo dela AHÍ. En el 99 ya laAHÍ estaba funcionando. Y ya estábamos no en un nivel profesional, obviamente no, pero sí con ideas claras de hacia dónde queríamos ir. Queríamos hacer historietas y publicarlas. Ya eso era mucho.

Y viendo en retrospectiva la AHÍ, ¿cómo evaluás toda esa experiencia, desde lo político y lo personal?

Súper positiva, desde mil lugares. Me parece que fue una etapa muy breve. A mí me llamó la atención eso. Darme cuenta de lo poco que duró. Y la intensidad. Y fue un proyecto nacionalademás: Rosario y Córdoba, que son como las grandes ciudades, además de Buenos Aires. Estábamos en la misma sintonía.

Este espacio, de hecho, fue casi conquistado por la AHÍ de Rosario.


Claro, ahí se hacía el Leyendas que era como la reunión dela AHÍ. Fue una fiesta, una época de conocer gente, de hacer amigos, aparte de que éramosmás chicos. Entonces también eso, primeras alas de libertad, moverte solo por las tuyas con una causa muy clara. Con la amistad de por medio y todos tirando para el mismo lado. Y había algo que era genial y terrible al mismo tiempo, que era que no había un mercado ni una industria consolidada alrededor. Nos sentíamos totalmente desnudos ante eso, pero al mismo tiempo, libres. Porque no teníamos condiciones externas.

Había mucha libertad creativa.

Exacto, hacíamos lo que se nos cantaba el culo. No teníamos límites.

Y ahí tenés el tema de cómo te profesionalizás, a veces la libertad conspira contra el propio laburo.

En ese momento no lo dimensionás. Y vos creés que profesionalizarte va por ahí. Estás metido, vas haciendo y no importa nada. Mirás siempre para adelante y vos le das. No sabés bien lo que estás haciendo pero creés que eso está bien y además te vincula con otros que están en la misma y piensan igual que vos. Mucho aprendizaje del sentido de unidad también, qué significa estar todos juntos. Qué función tiene que hacer cada uno, qué significa políticamente también formar parte de un grupo. Qué cosas se pueden pedir, qué cosas se pueden lograr. Logramos armar eventos, por ejemplo, en lugares que aparte eran lugares políticos. El lugar donde se reuníala AHÍ era la CTA. Estábamos como muy movilizados en un momento de bastante muerte política del país. Yo creo que fue muy piola. Se fue apagando de a poco.

¿Y a qué lo atribuís?


Desde lo personal yo creo que encontramos una manera de trabajo entre varios de los que estábamos en la AHÍ que no era la misma manera de trabajo que tenía la AHÍ. Una manera de pensar la historieta y pensar el trabajo profesional que no se compartía en la AHÍ. Llegó un punto en que esa diferencia empezó a crecer más y más y más. Y ese grupo termino yéndose, que fue La Productora, donde yo estaba. La AHÍ quedó como bastante acéfala, porque varios de los miembros de La Productora eran cabecillas ideológicos y movilizaban al resto. Entonces llegó un punto, si bien quedó una parte muy grosa y muy importante en la historieta que era Catzole y todo su grupo, con Salvador, con Rovella, en que se fue apagando de a poco, como que se fue cansando la AHÍ. Y fuimos creciendo, todo junto. Y también se daba esto, para lo que era La Productora, de tener ideas claras y bien definidas de lo que queríamos hacer y lo que no queríamos hacer. Ya habíamos aprendido. Y de hecho después no se sostuvo, se sostuvo durante mucho tiempo en Rosario, después de que en Buenos Aires ya no andaba más. En Rosario se siguió haciendo Leyendas. Y también hay algo que es propio de la historieta que es un laburo individual, que por más grupos que vos hagas llega un momento en que estás solo con el laburo. Y en ese momento, digamos en el devenir profesional, siempre puede sonar el teléfono, y el teléfono lo atendés vos porque es tuyo y está al lado de tu tablero y vos tomás decisiones. Y ante una oferta de trabajo que te va a dar sustento, que no podés decirle que no porque lo necesitás, es muy difícil bloquear eso y decir “no, yo mantengo mi postura altruista. Saco los remos y sigo adelante con lo mío, no me importa”, porque llega un punto en que sos más grande y tenés más responsabilidades. Y eso nos pasó a todos. Creo que por eso se fue apagando. En algún punto la AHÍ era un movimiento adolescente.

Llegando a La Productora,¿cómo sigue la experiencia?

Sigue con el ritmo del crecimiento del que veníamos hablando. Si la AHÍ fue la adolescencia, La Productora fue la madurez.

La Productora se convierte después en un actor fuerte para la historieta argentina, pone revistas en los quioscos, articula eventos, termina introduciendo autores e historietas en algunos medios.

Como suele pasar con las cosas que se exhiben y tienen poca competencia en lo suyo se convierten en modelos. Y tiene que ver con eso, con mostrarse. Y era un momento en el cual todo se mostraba de la misma manera menos La Productora. Aparte se da un fenómeno, que es económico y editorial, que seresume en el formato. Las revistitas A5 empezaron a publicarse cuando La Productora empieza apublicar también. Nos convení aeconómicamente, salían con tapa a color. Las podíamos llevar a los quioscos y tenían un tamaño que empezó repetirse en muchos otros compañeros del medio que estaban en otros grupos.

Vamos un poco más a lo artístico. Cuando te enfrentas a un guión, ¿cómo es el tema de interpretarlo para poder narrarlo en imágenes?Sobre todo pensando en que vos manejás tantos estilos distintos.


Ya empezamos mal, no es un enfrentamiento. Yo quiero contar historias y quiero ser lo más honesto posible con las historias que quiero contar. Contarlas con la técnica y el estilo que demande la historia. La historia es el cuento, es lo que viene en palabras, es lo que le queda a la gente, entonces hay que encontrar un equilibro entre eso que quiere contar y cómo lo quiere contar. Y no siempre es lo mismo. Porque uno lee distintas historias y cada historia te genera cosas diferentes. Cosas que rebotan en uno de manera diferente y a mí me pasa eso a la hora de decidir qué estilo tengo que emplear. Y me gusta mucho el trabajo de conceptualización de la historieta, de rescatar conceptos de la historia, del guión, y esos conceptos modificarlos, amasarlos, para sacar de ahí algo gráfico. Ilaciones conceptuales, paralelos, contrapuntos. Desde lo gráfico, desde lo plástico, desde mi formación por ahí más académica, y desde los materiales para trabajar todo eso. Yo puedo extraer cosas que tienen alguna relación semántica con la historia, sea cual sea, y está bueno encontrar esa relación. Porque hay mucha honestidad narrativa, respeto entre lo que contás y cómo lo contás. Y si me equivoco, al menos yo me siento bien. Si no logro el objetivo de llegar al lector con esa honestidad, llego para mí. Esa es la respuesta más armada. Después te puedo decir que me canso de hacer siempre lo mismo.

En el caso de Entreactos, que es una historia como más intimista, usás un estilo de aguada.

Bueno, Entreactos es la primera novela gráfica que hago en mi vida, el primer trabajo que publico en España. El primer librito con lomo que tengo, entero, con mi nombre. Para mí era groso desde lo profesional. Tiene una importancia en mi carrera, como pocas otras cosas. El primer laburo que hago por afuera de La Productora. Es en la etapa de transición que yo hago Entreactos, desde que me voy de La Productora hasta que empiezo a publicar profesionalmente.
Y en España era como todo muy grande. Un paquetón. Yo creo que es un laburo muy entre inocente y frágil, como que “se puede romper en cualquier momento”. Lo noto así, como muy vulnerable. Un trabajo que me costó mucho hacer. Porque no entendía bien cómo era esto de contar algo en tantas páginas, no entendía bien cómo era esto de combinar técnicas y qué sé yo en función de la historia. Si bien me lo imaginaba, hacerlo es
distinto. Cumplir con las entregas, etc. Y fue un proyecto que hice y lo vendí yo. O sea, no había nadie más que yo y la editorial, y Laura [Vazquez] que fue la guionista. Es una novela gráfica para mí con muchos agujeros técnicos y muchas fallas. Hoy en día no me gusta como obra. No sé porqué elegí la acuarela en ese momento, no sé si hay una relación conceptual pero calculo que tiene que ver no tanto con la mancha y sí más con un color lavado y gestual. También la acuarela habla de la fragilidad de la obra. No sé si ahora haría una novela grafica toda en acuarela, pero en ese momento lo elegí. Me metí yo solo en ese quilombo.

Te quiero preguntar sobre El asco, que de alguna manera participa de esa suerte de sistema de producción donde se trabaja para un blog, se publica semanalmente. ¿Cómo fue el tema, el medio incidió en la obra?

Diego [Agrimbau] había escrito el guión de El asco entero. Y yo empecé a hacerlo, hice nueve páginas y me harté. No le encontraba la vuelta, me cansó, no me gustó, no lo enganché. Lo dejé en el freezer. El estilo era como una especie realismo oscuro de trama y tinta.
Pasó el tiempo. Y a Diego le cae esto del primer viaje a Europa y venía con todo el tema de “me voy a Europa, tengo que llevar cosas para vender”. Llevó Zabaleta, que lo habíamos preparado para vender, y estaba El asco. Ponele que le faltaba una semana para irse y yo digo “a mí El asco así no me gusta”, y a él tampoco le gustaba. Viste esas cosas que no se hablan y después,cuando uno lo dice, “sí, la verdad que a mí tampoco, menos mal que lo dijimos…”.Había que cambiar algo y era el estilo. Esta honestidad, de la que hablamos antes, no estaba ahí. Era un sánguche de pan, una historia heavy, enroscada y perversa y un estilo heavy, enroscado y perverso. Oscuro, denso, bajo. Era irremontable. “Bueno, vamos a hacer algo que rompa con eso”, y ahí pensé en rediseñar los personajes y buscar algo mucho más funny. Y la cereza del postre para mí fue el color, yo dije “el color tiene que ser asqueroso, porque la historia es asquerosa”. Bueno, pensé en el color mierda como el más asqueroso de todo y fue eso. Hicimos cuatropáginas porque no me daba el tiempo y con esas cuatropáginas fue, recorrió y no la vendió en ningún lado. Era como la historieta maldita. Al poco tiempo se forma Historietas Reales. ¿Habrá posibilidad de entrar? Y a mí se me ocurriómandar El asco. Fue como un capricho. Me interesaba eso depublicar semanalmente. Fue muy sorpresivo el diálogo con la gente. Generaba mucha respuesta en la gente, que interactuaba.

Muchas gracias.

Gracias a usted.

1 comentario:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Tardé en comentar. Interesante la entrevista, como se cometen errores y los intentos de remontarlos. No sé si me hubiese gustado una historieta con ese color.
Me gustó eso de que no se trata de enfrentarse a una historia, sino de contarla.
Saludos.