sábado, 16 de abril de 2016

Entrevista Matías Bergara - Rodolfo Santullo (11/08/2012)

En 2005 hace su aparición pública el Grupo Belerofonte. Conformado Inicialmente por los uruguayos Rodolfo Santullo, Ignacio Calero y Gabriel Ciccariello, editan Crímenes, un modesto libro con cinco relatos policiales. Cada libro de Belerofonte tiene una identidad propia. Ya desde el prólogo de Crímenes, Santullo-responsable de todos los guiones- definía su búsqueda: “son historias rotundas”; sobre los protagonistas, decía que “no cuentan con tiempo que perder. Viven el que les resta de prestado, con la fatalidad del que sabe que cualquier momento puede ser el último.” Así conocimos, al menos algunos de nosotros, a estos talentosos historietistas que, desde el otro lado del río, se tomaron en serio el tema de la edición: “Nuestra política fue ‘nosotros somos una editorial’, por lo tanto vamos a publicar lo que hagamos nosotros pero tenemos que ser un lugar adonde alguien pueda ir y decir ‘che, yo tengo esto’, y si está bueno nosotros lo editamos”,dice Santullo.
El grupo fue creciendo, cambiando sus integrantes, pero consolidando la vocación por producir y publicar historietas. Cerca del 2007 se sumó el dibujante Matías Bergara y al año siguiente editaron Los últimos días del Graf Spee. Más tarde, en el 2010, salió Acto de guerra, y acaban de presentar Dengue-siempre con Santullo en guión y Bergara en dibujo.
Tuvimos la suerte de charlar un rato con los representantes del Grupo Belerofonte en una pausa del Crack Bang Boom de 2012. Sentados frente al río Paraná, se escuchan otras voces en la grabación, gente que va y viene de la convención y la conversación. Pero lo que hablamos nosotros es más o menos lo que sigue.

Primero, cada uno cuente cómo se acerca a la historieta…

Rodolfo: En mi caso yo leía historieta de niño porque mi hermano, Fernando, solía regalarme muchas historietas. Él trabaja en una librería y me llevaba promedio un Ásterix, una Lucky Luke o una Tintín por mes. De esa manera uno iba leyendo todo eso. Y cuando tenía ocho, nueve años empecé a leer la revista Fierro original, a escondidas de mi madre y con el beneplácito de mirar para el costado de mi hermano que la compraba. Y como que se generó ahí una pasión. O sea, siempre me gustó muchísimo leer, incluir la historieta en la lectura fue como algo natural.

¿Veías a la historieta como arte o literatura menor?


Rodolfo: Esa discusión la escuché de grande. De guacho fue tipo, “leé esto también”, y nunca me pasó por la cabeza “esto es menor” o “lo otro es más importante”. No nada, Tintín venía en historieta, ponele, Salgari venía en libros. Era así como venía, no había que pensarlo más.

Matías: Llegué a la historieta parecido a Rodolfo. No recuerdo claramente en qué momento pero era chico y yo quésé, tenía historietas como tienen todos los gurises cuando son chicos. O sea, porque sí. Por más que no tengan una pasión especial por el dibujo o la historieta. Y tenía Condorito, tenía toda esa mano que me gustaba cuando era chico pero empecé a leerla como con ganas y con fanatismo cuando me regalaron una Tintín. Y luego, ya de pendejo adolescente, empecé a comprar cosas de Batman y otros estilos. Estaba Skorpio, las compraba en la feria. Y ta. Y empecé dibujar ponele a los dieciséis. Empecé a ir a un taller de dos dibujantes muy buenos de Uruguay que son Tunda Y Ombú.
Que tienen un taller que es famoso, que siempre preparan buenos dibujantes y demás. Fui un par de años, suponete a los dieciocho, me fui después de haber estado practicando mucho, aprendiendo a dibujar. Hice algunas páginas de historieta. Y nada, lo que hice fue luego por mi cuenta. Estudié una carrera universitaria que no tiene nada que ver. Estudié Letras, licenciatura en Letras. No estoy titulado porque me falta entregar una cantidad de laburos que… Pero hice todo el curso, digamos. Y cuando estaba terminando de estudiar, justamente, conocí a Santullo y ahí empezamos a colaborar.

Rodolfo: Y ahí se pudrió todo (risas), pasaba a ser culpa mía que el tipo no hubiera terminado Letras.

¿Pero de dónde se conocen, de la carrera?

Rodolfo: No, de hecho yo nunca pisé Letras. Nosotros participamos en el 2006 en una muestra de historieta Uruguaya que se hizo en España. Participamos mandando material y cuando vuelven los catálogos venían con los datos de los que habían participado, con el mail y eso. Yo miro y veo tres dibujantes que me gustan mucho. Les mando mails a los tres, uno nunca me contesta, otro cuatro años después me dice que el mail que había salido en el catálogo estaba mal y el tercero y único que me contestó fue Matías. Que me dijo que sí, que había escuchado de mí, de Belerofonte. Y que encantado colaborábamos en algo. Bueno, nada, le mandé el primer capítulo de Dengue, que era lo único que estaba escrito en aquel entonces, lo hizo y fue tipo mirar y decir “¿querés hacer algo más largo?” “Sí.” “Bueno, vamos a hacer Los últimos días del Graf Spee”, y arrancamos con eso.

¿Y cómo te definís por el guión? Te gustaba la historieta, pero ¿porqué no dibujante?


Rodolfo: Para empezar porque tengo cero talento y creo que fui muy consciente de eso de niño. Lo que pasa es que en algún momento yo empecé a escribir. Y te diría que la misma no-separación que hacía como lector, la hice como escritor. Yo empecé a escribir cuentos y en algún momento,tenía tipo diecisiete, dieciocho años y ya leía historietas. Había empezado a leer superhéroes. Como que me empezaba a interesar mucho el lenguaje y fue tipo, “bueno, me gustaría ver qué pasa si hago un guión”. Y empezaron a salir guiones. No fue más que eso, me gusta escribir y te diría que va de la mano de que también me gano la vida como periodista. Escribir notas también es escribir. Es otra cosa, con otros códigos. Pero escribir siempre es escribir.
Recién contabas lo del catálogo de la muestra… Pensado desde el guionista, ¿cómo es eso de buscar dibujantes? Porque para el dibujante es más fácil el acceso a la historieta, dibujás y entrás. Pero el guionista precisa del dibujante.

Rodolfo: El guionista es un discapacitado (risas).

Y te enfrentás al momento en que tenés que convencer a los dibujantes para que te dibujen y a veces hasta perseguirlos.


Rodolfo: Sí, bueno. Pasé por todo eso. Pensé en dejar la historieta más de una vez. Cuando veías que otra vez te habían dicho que sí y habías escrito el guión, se lo mandabas y el tipo no te mandaba ni un boceto. Pero llegó un momento en que empecé a encontrar gente a la que le proponía, respondía y se generaba un equipo. Y pasa que una vez que empezás a laburar con alguien, tratás de seguir. Y hoy día me pasa un poco al revés. Hoy día en los eventos como el Crack se me acerca algún dibujante, me dice “me gusta pila cómo escribís, ¿porqué no me escribís algo?”. Y durante un tiempo yo como que decía “es al pedo, porque le voy a escribir y no lo va a hacer, mejor me quedo con la gente que yo sé que cumple”,pero eso cambió en el correr de este año, te diría. Es como muy reciente. Decidí empezar a probar y cuando surge eso y yo conozco el laburo de la persona le mando un guión y veo qué pasa.

Y el tema del diálogo en la producción, vos (Matías) como dibujante, ¿cómo ves el trabajo con un guionista?


Matías: Y para mí es lo más fácil. En el sentido de que… Yo como que no puedo escribir. O sea, lo he intentado pero me salen cosas muy chotas. Puedo participar argumentalmente capaz. Suponete en la creación de una historieta, discutir cosas con Fito, pero llegado el tiempo de escribir el guión, no. Entonces lo que hago es dedicarme a dibujar exclusivamente y me resulta mucho más fácil. Mi laburo en sí es leer lo que él escribe, visualizarlo y dibujarlo propiamente dicho. Convertirlo en historieta. Y digamos, los guiones de él, por ejemplo, con los años pasaron de ser moderadamente descriptivos a ser totalmente abiertos. O sea, él ya casi no pone indicaciones de cómo debería ser una viñeta o qué debería tener adentro. Es casi nada, es primer plano de tal, plano medio de tal o “hay un grupo y hay ruido” o “salen todos escapando”, pero nada más que eso.

Rodolfo: En general yo tengo una idea de que el guión de historieta… Que el dibujante no es tu esclavo, el dibujante es un tipo que está colaborando con vos. Entonces vos tenés que laburar con el dibujante y plantearle. El tipo tiene que aportar la mitad de lo que estás haciendo, y ya de por sí el tipo no está poniendo ni cómo hablan ni quién aparece en la viñeta. Eso ya fuiste vos, bueno, dejalo que haga el resto. Que aporte lo que quiera como parte de la historieta.

Historietas en Uruguay:¿cómo es la movida allá?

Matías: Supongo que nuestro punto de vista de cómo está la cosa en Uruguay, o al menos el mío, es casi paralelo a nuestro propio desarrollo. No porque nosotros seamos los únicos, sino porque estamos metidos no solamente en los libros que nosotros hacemos sino en casi toda la producción de los demás colegas. Es un país chico Uruguay, entonces en realidad casi no tiene sentido que hablemos de nosotros y ellos sino que en realidad somos todos, y por lo general colaboramos mutuamente.
Tratamos de solucionar los problemas que hay. La situación es infinitamente mejor de lo que era hace diez o quince años. Porque en Uruguay nunca se produjo mucha historieta. Sí había muchos humoristas gráficos, dibujantes, pintores. Pero la historieta típica, ¿no?, de página con una historia, con una narrativa, eso realmente arrancó recién con nosotros, ahora que nos pusimos en serio, que colaboramos mutuamente. Fundamos una asociación, la AUCH (Asociación Uruguaya de Creadores de Historieta). Ya cambiamos de directiva. Hemos conseguido participación en eventos, subsidios. Tenemos alrededor de setenta miembros entre gente que escribe, que edita, que publica.

Rodolfo: Tratamos además de que sea lo más inclusiva posible. No se hizo ningún censo de “bueno,¿y vos cuánto llevás publicado?” No. Tenías algo publicado y querías participar: bienvenido. Ya se ayudará al que falla en algo y se verácuál es el problema de otro. La idea es hacer una asociación para mejorar todos en conjunto.

Matías: En la combinación de todos esos factores te digo que la situación es buena. Es realmente buena. Y funciona bastante bien.

El tema de los estilos… Veo que hay historietas que dibujás con aguadas, otras con un entintado más tradicional, ¿cómo elegís el estilo?

Rodolfo: Es el editor que soy, que lo caga a piñas: “¿Cómo que no hiciste aguadas hoy?” (risas).

Matías: La decisión es porque me gusta ir cambiando para no aburrirme, en parte. Y la otra parte es porque ya que puedo hacerlo,ya que realmente no me cuesta pasar de un estilo a otro, lo veo como una ventaja para la historia. Tratando de buscar un estilo que beneficie a la historia que estoy contando voy probando, voy viendo. Yo quésé. Tomo el guión de él. Ilustro un par de escenas, veocómo se ve, cómo funciona, voy contrastando y digo “listo”. Para mí es un servicio a la historia, tratar de que funque mejor. Sé que con Santullo pasa lo mismo. A veces cuando no ha terminado de escribir un guión y yo ya voy avanzando con el dibujo, cambia cosas de su guión y lo altera para que eso juegue.

¿Tenés algún método para escribir?

Rodolfo: Te diría que escribo todo igual. Escribo igual los guiones, los cuentos, las notas. Me levanto a las 7:30, 8 de la mañana, me hago el mate frente a la computadora, arranco y me pongo a escribir. Si tengo que entregar notas va a tocar periodismo, si lo de las notas estámás laxo y yo andaba con ganas de escribir el “guión ese”, sale ese guión. Si no, si por el contrario no tenía ninguna de esas cosas, me pongo escribir un capítulo más de la novela, ponele.

Pero a la hora de escribir un guión de historieta, ¿pensás en alguna estructura de narración?


Rodolfo: Hay cosas que se van armando ya a esta altura yo diría que por los formatos. Yo pienso enseguida en qué formato va a salir, cuántas páginas va a tener. Suelo hacer, cuando es muy largo, una sinopsis lo más concreta posible. Hubo una época en que hasta ponía qué iba a haber en cada página. Ponele, van a ser cincuenta páginas. Bueno, en la página 1 el protagonista entra al edificio, en la 2 discute con fulanito y así hasta la 50. Hoy en día no. Hoy en día lo que hago yo es hacer una secuencia larga y poner “Pasa esto, esto y esto, pasa aquello, pasa esto otro y termina acá”, y eso es la base con la cual me voy armando las páginas. Así es cuando el guión es largo. Cuando por el contrario tengo que hacer una historieta breve, autoconclusiva, no. Me siento y la escribo. Yo como que me paso maquinando. O sea, al momento de sentarme a escribir ya mastiqué muchísimo la historia. Entonces como que ya probé, decidí. Pero todo eso paso a nivel interno, esquizofrénico (risas).

El tema con una historia ya armada es cómo contarla. Uno pude contar de mil maneras la misma cosa. Podés contar desde el final, desde el medio, desde un personaje principal, desde un testigo.


Rodolfo: Varía según la historia. Yo me muevo muy instintivamente. Arranco a escribir y si decidí que vamos a hacerlo en tercera persona pero siguiendo a este, por algo debe ser. Y allá voy. Si de repente decidí que no, que es una historia que se construye con ocho puntos de vista, no es que estuve maquinando hasta que llegué a esa conclusión. ¿Arranco así y funciona? Ta. Debía ser así. En alguna parte de mi cabeza se ve que algo había razonado para llegara esa decisión. La narrativa capaz que la pienso un poco más antes. Cosas como “nunca hice nada en primera persona”, y me obligo que sea por ahí.

Y en el caso de Graf Spee, Tacuara o Malandras, que tenés una historia que ya existe…

Rodolfo: Es el esqueleto. Tenés que primero definir cuáles son los pies y cuál es la cabeza. Mirás y decís “Ta, voy a hablar de este incidente. Pero para mí este incidente empieza acá. Pasa esto, esto y esto y termina acá.” Primero cortás, de la historia que pasó, lo que querés usar, y luego vas articulando los sucesos que querés que aparezcan. Tratando de no dejar afuera nada, investigando un montón. Te quedó el esqueleto y empezás a poner carne.
Empezás a moldear el cuerpo. Se puede contar o quiero contar sin personajes ficticios, buenísimo, entonces este tiene que ser el narrador. Ahora, todo lo que quiero contar necesita una voz narradora que históricamente no existió, bueno, lo invento. Ahí vas tomando decisiones en la marcha. Te diría que es más sencillo que armar que una que inventás toda, pero muchísimo más restringido. Tiene como beneficios y perjuicios. Por un lado, como que te salta a la vista cuál tiene que ser el final. En el Graf Spee era lógico: explotaba el barco. Hay otras en que no es tan claro. Pero tenés que ir viendo que estás tratando con gente que existió, tenés que respetar cómo actuaban. Yo creo que la historieta histórica abreva mucho más del espacio destinado a la anécdota o a la historia oral que de la historia escrita. Cuando vos vas haciendo historieta histórica tenés que apoyarte,sí, en los datos fríos de un libro de historia, pero también tenés que aprovechar e incluir las leyendas urbanas. Tenés que comprometerte con la historieta. Yo me comprometo con que la historieta sea buena. Ahora, si me cago absolutamente en la historia, ¿para qué la estoy contando? Si voy a hacer los Tacuara y hago que los tipos eran jedis, no le pongas Tacuara. Que sea Los muchachitos jedis, inventá lo que quieras. Por eso, hay que respetarlo, pero también tenés que decir “lo importante es contar una historia”.

Muchas gracias.

Rodolfo y Matías: Por favor,gracias a usted.


* Esta entrevista se publicó originalmente en la Revista Digital Noviembre, a finales del 2012. Con corrección de Maria Eugenia Alcatena.

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